Martes, 23 Octubre 2012

Paseo a la emblemática Isla de Flores

Aceptando la invitación que cursara a CIPETUR, la gente de Eco Tours-Ecoturismo Uruguay, participé del paseo a la Isla de Flores el pasado sábado 20 de octubre. A las 14 hs nos esperaba en el Puertito del Buceo,Adrián Stagi, coordinador , donde nos entregó un gorro con el logo de la empresa, nos indicó la lancha que íbamos a abordar y nos despidió deseándonos buen viaje, ya que no le era posible acompañarnos, por tener otra actividad laboral superpuesta.

por Jeanette Baccino

La lancha Alba, tripulada por José Luis fue la encargada en trasladarnos hacia la Isla; con los recaudos correspondientes de usar salvavidas, partimos del Muelle Público muy contentos y expectantes los 18 pasajeros, todos uruguayos, con ganas de participar de éste producto bastante inédito en nuestro país.  Bordeando la zona de playas de Malvín, Punta Gorda y Carrasco fuimos navegando hasta llegar a la altura del Hotel Carrasco donde pusimos proa mar adentro o mejor dicho,- río adentro- hasta llegar a Las Pipas, islotes rocosos plagados de lobos marinos; se estima que hay una población de más de 50 de ellos, con grandes aullidos y el olor característico de éstos mamíferos detuvimos la velocidad para sacar las fotos de rigor.

El viaje aproximadamente es de 1 h 40 minutos hasta la Isla. A la hora de haber salido comenzamos a divisar nuestro objetivo difuso aún por la bruma existente en el lugar. Grata fue la emoción cuando comenzamos a divisar cada vez más grande el Faro y las construcciones, arribando a la misma alrededor de las 15.40 de la tarde sabatina. Allí nos esperaba uno de los fareros y José Luis el dueño de la embarcación fue el encargado de guiarnos por los senderos de piedra de la Isla. Lo primero que nos dijo fue lo que no podíamos hacer “no tocar los huevos en los nidos de las gaviotas” y “ no perseguir a los conejos” ambas especies pululan por toda la isla, las primeras abundan tanto en el aire con sus revoltosos vuelos y cantos como en las rocas; y los segundos, corretean alegremente por toda la isla ; hay que ir mirando bien para no asustarse porque salen rápidamente de cualquier piedra; parece que los conejos fueron traídos por inmigrantes ingleses.

La Isla de Flores está a unos 12 kilómetros de la costa, a la altura del Parque Roosevelt y se puede ver claramente desde Carrasco. Es pequeña tiene 1.700 metros de largo y unos 400 de ancho y está "dividida" en tres: "la primera", "la segunda" y "la tercera", que son los originales nombres con que se bautizó a cada tramo. En realidad, la Isla es una sola, pero los vaivenes del mar le cambian la geografía. La primera y la segunda están unidas por un terraplén rocoso que puede desaparecer con un gran temporal y creciente; la segunda y la tercera están separadas, excepto que se dé alguna pronunciada bajamar. Fue denominada Isla de Flores por Sebastián Gaboto, en razón de haberla descubierto el día de Pascua Florida en 1527.

Hoy, a excepción del faro -que administra la Armada-, la isla está bajo jurisdicción de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) e integra el Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Se puede visitar pero los turistas sólo tienen permitido recorrer la primera zona; el paso a "la segunda" y "la tercera" está vedado al público.

EL FARO
Su Faro es histórico; fue motivo del Tratado de la Farola de 1819, por el cual Uruguay perdió las Misiones Orientales. El trato era que los portugueses hacían el Faro y nosotros les cedíamos las Misiones, pero ni una ni otra cosa se cumplieron, los portugueses no terminaron la construcción y nosotros perdimos las Misiones; es por eso que se lo apodó “el Faro más caro del Mundo”. En la actualidad depende del Servicio de Iluminación y Balizamiento de la Armada Nacional. El mismo tiene 37mts de altura y emite 2 destellos blancos cada 10 segundos. Nos contaron, que cada Faro tiene diferente iluminación en colores y frecuencia y que estos detalles figuran en las cartillas marítimas, definiendo así  la correcta ubicación.

Los únicos residentes semipermanentes son los fareros que, en guardias realizadas en parejas que rotan cada 15 días, se encargan de la única construcción que queda activa y que también es la más antigua. El faro fue inaugurado en 1828 debido a la gran cantidad de naufragios que había en la zona,- se estima que en el temido Banco Inglés hay más de 176 barcos hundidos- y fue el segundo que tuvo el país, luego de que se levantara el del Cerro de Montevideo, en 1802. Ahora es el único edificio del lugar que goza de manutención y que incluso ha sido ampliado; está en perfecto estado y hasta tiene un comedor con amplios  modernos ventanales, servicio de cable de TV, y el confort necesario y las provisiones como para el bienestar de los fareros. Estos nos contaron que han habido momentos que por temas climáticos se han tenido que quedar más tiempo del convenido y que en caso de accidentes o de traslado inmediato por un tema de salud, viene rápidamente un helicóptero a buscarlos. Con el módico costo de $25 se permite el ascenso al Faro mismo, con una escalera caracol muy particular, donde se destacan escalones desencontrados, para facilitar el ascenso, muy original por cierto. La farola propiamente dicha está encerrada entre una reja la que sólo pueden abrir los fareros, con el fin de su mantención; una rosa de los vientos corona el faro y la vista desde su altura es realmente  espectacular!!!


LAS DIFERENTES CONSTRUCCIONES
Albergó un Hotel para inmigrantes, a modo de lazareto para cumplir cuarentenas obligatorias. Este fue el núcleo de toda su actividad en la época en que tuvo más vida. Se empezó a construir durante el gobierno de Venancio Flores (1865-1868), y se inauguró en 1869, con la administración de Lorenzo Batlle. Frente a la gran cantidad de epidemias que en ese entonces provenían de ultramar, las autoridades pensaron en la Isla como el emplazamiento ideal para un hospital donde aislar a los infectados o los sospechosos de enfermedades contagiosas, es decir lo que  se denominó “lazareto” precisamente o “barrera sanitaria”. Allí atracaban todos los barcos, y los pasajeros debían realizar cuarentena.

Por esta razón, la gran mayoría de los inmigrantes que llegaron al país después de 1881, -cuando el requisito se hizo obligatorio- pasaron por Flores

El resto de la isla exhibe esqueletos de lo que fue: escombros, puertas herrumbradas, cascarones de edificios, escalones solitarios, marcas de rieles, además de vegetación y animales que se hacen paso, impunes, entre tanto vestigio histórico. Hasta pedazos de vajilla del siglo XIX pueden encontrarse entre las ruinosas edificaciones.

El lazareto "limpio", o de observación, se construyó en la primera isla. Era un edificio de dos pisos y tenía construcciones auxiliares, como un centro de desinfección, con cuatro enormes estufas a vapor -hoy todavía quedan dos- donde se colocaba la ropa para su desinfección. También aparecían allí, en la primera, una oficina de correos y la comandancia, donde vivían el jefe de la zona y su tropa. En la segunda isla se instaló el hospital de enfermedades infectocontagiosas y lindero a éste se cercó un espacio a modo de cementerio. Y en la tercera se edificó el lazareto "sucio", compuesto  por el hospital de "enfermedades exótico-pestilenciales", una sala de autopsias y la casa del médico. También se construyó una capilla y un horno crematorio, que todavía queda en pie.

Todos estos edificios, que alojaban a mucha gente -entre funcionarios y pasajeros que podían quedarse desde uno hasta cuarenta días- en un territorio muy pequeño, convirtieron a la isla en un pueblito con bastante movimiento.
Un problema importante de aquel entonces era la alimentación, aunque los víveres llegaban, y sobre todo el abastecimiento de agua potable. Además de imprescindible para beber o cocinar, también lo era para la higiene personal, en un ámbito cuyo objetivo era la prevención de enfermedades. Todavía hoy el tema configura un problema para los fareros que residen en la isla –que se manejan con agua embotellada y el acopio a través de lluvias-, quienes la deben administrar cuidadosamente.

De hecho, cuando por los avances de la medicina el lazareto pasó a ser menos utilizado y, más de una vez, se pensó en aprovechar las edificaciones como cárceles e incluso construir prisiones, la falta de agua potable (junto con la dificultad de las comunicaciones y lo costoso del abastecimiento) inclinó la balanza para desestimar esos proyectos.


HAY IDEAS DE HACER MUSEO Y RESTAURACIONES
De todas esas construcciones, hoy, apenas quedan los despojos y en riesgo de derrumbe,  más derrumbe del que ya existe, claro. Por eso, la idea del IIHSP (Instituto de Investigaciones Históricas y Sociales del Plata) es refaccionar y reconstruir el acervo material para, por extensión, revitalizar el patrimonio intangible; es decir, la historia.

Entre los objetivos puntuales del Proyecto Isla de Flores se destacan: la refacción de la oficina de correos existente en el primer islote; la refacción del crematorio; la reconstrucción del puente de 280 metros de calzada que unía el segundo y el tercer islote; el reacondicionamiento de la capilla; la restauración de los tramos del muro de piedra del cementerio; la posibilidad de un embarcadero para lanchas deportivas; la instalación de una biblioteca temática; la creación de un museo donde se puedan conservar muestras de materiales del sitio recuperados, como cucharas de plata o copas de cristal con el sello del lazareto, postales de la época, correspondencia con el matasellos de la estafeta del lugar, etc; un sistema de señalización con planos, información meteorológica y horarios de las mareas; y un circuito de buceo.

Uno de los ítems se cumplió hace poco tiempo y fue  el anclaje de una imagen de la virgen María Auxiliadora. Pero, a diferencia de los demás objetivos, éste no nació a instancias del IIHSP, sino de las hermanas Salesianas que pertenecen al Instituto Hijas de María Auxiliadora en Uruguay. Para ellas la isla de Flores siempre tuvo un significado especial, ya que allí pisaron tierra americana por primera vez monjas de su congregación. Una de las hermanas dicen,  tiene en su poder las cartas que ellas escribieron desde la isla a  sus colegas , contándole de su travesía y de la vida allí: "La llaman Flores, pero son tres islas unidas: en la primera hay otras personas, también en cuarentena; en la segunda estamos nosotras y está llena de caracoles y serpientes, ¡otra que flores!", dice en una de las misivas, fechada el 14 de diciembre de 1877.

URUGUAY TUVO SU ALCATRAZ
Cuando, a principios del siglo XX, los adelantos de la medicina hicieron que el lazareto caiga en desuso, las autoridades pensaron en aprovechar sus pabellones vacíos y utilizarlos como cárcel. Así, en diferentes etapas, la isla se convirtió en una suerte de Alcatraz (la legendaria prisión en la bahía de San Francisco, Estados Unidos) montevideana, donde permanecieron desde presos políticos hasta reos comunes.
La primera vez fue en mayo de 1904, cuando allí quedaron recluidos revolucionarios de la guerra civil. En setiembre de ese año, con la muerte de Aparicio Saravia, la guerra terminó y en octubre los liberaron a todos. En 1910, con un nuevo alzamiento, hubo otra vez encarcelados, pero esa vez sólo por dos semanas.

El tercer grupo de presos políticos se conformó durante la dictadura de Gabriel Terra, en 1933. En total hubo 150, de los cuales varios permanecieron en la isla más de un año. Como las cárceles de Montevideo estaban superpobladas, se decidió traer también a los presos comunes más peligrosos e incluso comenzaron las obras de construcción de calabozos. Pero meses después se abandonó el proyecto. Nos comentaron que los presos, paradójicamente “estaban libres” en la Isla, ya que ninguna salida sería posible.

En 1968, 50 de los 200 obreros que fueron detenidos por protestar contra las medidas prontas de seguridad implantadas por el gobierno de Jorge Pacheco Areco fueron llevados a Isla de Flores. Nuevamente se pensó en refaccionar las instalaciones para convertirlas en una cárcel y trasladar presos desde Punta Carretas. Se comenzaron las obras pero, otra vez, quedaron en evidencia los obstáculos y se suspendió el proyecto. Desde entonces, dos veces el Consejo del Niño planteó la posibilidad de construir allí un albergue de "menores peligrosos", pero tampoco se concretó. Dejó de usarse en los años 60, donde sólo se mantiene el Faro por su importancia marítima.

UN PASEO ENTRE ESCOMBROS Y GAVIOTAS POR DOQUIER!!!
La isla de Flores se puede visitar tanto en embarcaciones privadas, que con permiso de prefectura pueden arribar,  o tomar la lancha Alba, que todos los sábados y domingos sale con ese destino desde el puerto del Buceo, a las 14 horas.

Por 650 pesos por persona, ofrece la posibilidad de pasar la tarde en Flores: el viaje de ida dura 1 hora 40 minutos, el de vuelta 1 hora 10`, y la estadía en tierra cerca de tres horas, por lo que toca puerto de regreso sobre las 19:30. Dado que en la isla no hay servicios de ningún tipo para turistas, vale llevar algo de comida y bebida si se pretende merendar allí.

La subida al Faro es imperdible, vale la pena  tanto para conocer por dentro la construcción más antigua de la isla como para apreciar la vista panorámica en la altura, desde donde se aprecia la totalidad del territorio. Los visitantes son acompañados por un guía que explica qué fue cada edificio y los distintos acontecimientos históricos que se dieron en el lugar.

Los paseos se realizan hasta mayo y se suspenden durante el invierno. Como la lancha tiene espacio para 18 personas, es necesario hacer las reservas por medio de la gente de Eco Tours, y se hará un paseo super recomendable, tanto para orientales como para extranjeros que vemos como se erige esta histórica y emblemática Isla llena de historia y leyendas urbanas.

Un buen producto turístico que con algunas mejoras en cuanto a servicios, se pude posicionar en la oferta destacada de lo que ofrece Montevideo.

 

 

L/D

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