Miércoles, 21 Noviembre 2018

Premio Cervantes para la poeta uruguaya Ida Vitale

Antecedentes: Ida Vitale nació en Montevideo en 1923. Allí estudió Humanidades y tuvo como maestro a José Bergamín. Juan Ramón Jiménez la incluyó en una presentación de jóvenes poetas en Buenos Aires.

por Ma. Elisa Fernández Delgado

Profesora de literatura hasta 1973, la dictadura la indujo al exilio en México (1974 – 1984) y luego en Austin (Texas, 1989), desde aquí vuelve a Uruguay cada tanto tiempo. Además de poeta, es crítica literaria y prestigiosa traductora.

Publicó su primer libro “La luz de esta memoria” en 1949.
Le siguieron Palabra dada (1953),
Cada uno en su noche (1960),
Oidor andante (1972),
Jardín de sílice (1980),
Parvo reino (1984),
Sueños de la constancia (1988)
Procura de lo imposible (1998).
Ha publicado en Montevideo, Caracas y México.

Premio Cervantes
Recientemente el ministro de Cultura de la nación española, José Guirao, anunció que la ganadora del premio Cervantes de este año es la poeta uruguaya Ida Vitale, de 95 años de edad. Durante el acto el ministro leyó parte del poema “Gotas” que inicia así:
 “¿Se hieren y se funden? / Acaban de dejar de ser la lluvia”; yo prefiero el poema “Otoño”: “Otoño, perro / de cariñosa pata impertinente, / mueve las hojas de los libros”.

Es parte del poema “Cima”  de Gabriela Mistral y marcó el origen de la poesía de Ida Vitale cuando lo leyó de niña no lo entendió pero luego le provocó el inicio de su escritura hasta el día de hoy. Ida Vitale, es descendiente de inmigrantes italianos, fue alumna de José Bergamín, escribió el libro  “El ejemplo de Antonio Machado”. Se exilió en México, donde se dedicó al periodismo cultural. Es traductora y también docente además de poeta.
Hizo escuela y se formó en lo cultural de publicaciones periódicas uruguayas como Marcha o Época; durante su exilio en México colaboró en la revista Vuelta, dio clases en el Colegio de México y tradujo para el Fondo de Cultura Económica; sus libros han sido publicados en España por sellos como Pretextos, Visor o Tusquets todos sobre poemas. Su obra pertenece al simbolismo o esencialismo porque trabaja con la alquimia del lenguaje y la potencia de la metáfora en referencia a la naturaleza.

En los ensayos de De plantas y animales: acercamientos literarios (es uno de sus libros más extraños) la botánica, la zoología y los poetas tienen diálogos inesperados con  cactus,  mariposas,  lagartos, jardines o hasta con las hojas que caen. En el poema “Invernadero” plantea:
“En sus tiestos, las plantas/ desconocidas, nuevas, /me miraron de pronto / como seres benignos /que pedían respeto/ dándome su cariño”…

Hay también una dimensión política en parte de sus versos. En “Cultura del palimpsesto” pensó a su país en clave de superposición de planos contradictorios y en conflicto:
“Todo aquí es palimpsesto, / pasión del palimpsesto: a la deriva […] Cuidado: /    no se pierde sin castigo el pasado, / no se pisa en el aire”.

En “Exilios” describe las migraciones políticas y económicas:
“La mirada se acuesta o retrocede, / se pulveriza por el aire / si nadie la devuelve. / No regresa a la sangre ni alcanza / a quien debiera. / Se disuelve, tan solo”.
El premio es histórico porque es la primera vez que lo gana una escritora uruguaya; y la quinta que lo gana una escritora femenina. Esta poeta también ha sido premiada en  la Feria del Libro de Guadalajara (2018).
Los premios Cervantes han sido otorgados a otros americanos como ser en 1987, ganó Carlos Fuentes; 1988, María Zambrano; en 1989, se premió a Augusto Roa Bastos y en 1990, Adolfo Bioy Casares. En 1979, el argentino Jorge Luis Borges lo compartió con otro escritor, el poeta y profesor español Gerardo Diego y en 1980, la distinción fue para Juan Carlos Onetti otro escritor uruguayo que ha publicado, y en 1981, Octavio Paz.          

Libro “Poesía reunida” (1949 -2015)

VEGETAR

¿SERÁ tan malo vegetar? ¿Habrá que echar raíces, con la permanencia que eso implica? Quizás baste un poco de arena, pero entonces será un cacto lo que venga a nuevo estado. Sin duda será mejor buscar para la experiencia un poco de buena tierra negra, porque tampoco cualquier tierra se presta para la aventura que comienza. ¿Serán suficientes unos brotes? Pero por más que uno se ponga voluntarista, aquéllos no van a aparecer por ningún lado si no logra una mínima raíz. Y para esto se necesita quietud. ¿Hundimiento y quietud?

Foto de portada The New York Time

foto en cuerpo de texto Pablo Porciuncula Brune/Agence France Presse

L/D

www.cipetur.com