Semana Santa vs. Semana de Turismo en Montevideo
La tarde del lunes de Semana de Turismo, se prestaba para hacer algo distinto, la invitación estaba hecha y quedaba en mí aceptar aquel desafío o dejarlo pasar.
por Ma. Elisa Fernández Delgado
Por casualidad, venía mi hermana a mí casa por algo que olvidó, al mismo tiempo me comentó por teléfono a dónde iría con una amiga en la tarde. Cuando me dijo que participarían de una Misa de Sanación en una Iglesia Católica, con un cura que se llamaba Fabián y en una Iglesia que estaba cerca del Hospital Pasteur… Todavía me dijo “poné en Google los datos para saber la dirección”.
Googleé en la computadora mientras ella venía en viaje. Sabía que mi hermana es un tanto mística de más y cree en muchas cosas que yo ni sé, su amiga también, y yo como siempre me digo “viviendo y aprendiendo con cabeza abierta” por tanto y luego de mirar en You Tube algunos videos, porque la acústica era bastante mala, sentí que debía aceptar aquella invitación y nos fuimos las tres a la ceremonia de sanación.
Según la información recogida, la ceremonia estaba presidida por un cura argentino llamado Fabián Barrera, en el Santuario de la Medalla Milagrosa y de San Agustín, frente por frente al Hospital Pasteur. Montevideo, en la tardecita del lunes lucía casi desierta pero con un sol espectacular que a las 18 horas intentaba ocultarse. Aparcamos el auto en un lateral porque realmente no quedaba espacio libreen el frente de la Iglesia.
SANTUARIO DE LA MEDALLA MILAGROSA Y SAN AGUSTÍN
Habían personas en la escalinata cercana a la puerta principal con esfuerzo llegabas hasta la entrada donde había unas tres mesas. La de la izquierda con venta de CD imaginé de cánticos católicos; en la del medio te daban un pequeño sobre blanco que contenía en su interior una nota con varios renglones en blanco. Cómo no entendía la idea, una de las señoras me explicó que pusiera algún pedido a Dios y que si se me cumplía tuviera la amabilidad de venir a leerlo, sino alguien lo leería por mí si yo no quería… Completé mis solicitudes, porque aproveché a llenar varios renglones, agregué un billete de $100 y el sobre lo llevé hasta un buzón que estaba en la última mesa.
Luego ingresamos a la Iglesia y mi asombro pasó a mayores, primero que es una Iglesia enorme, podría describir que tiene dos hileras de bancos con un pasillo en el centro y a cada lado en los laterales, dos hileras más de bancos. Debo confesar que nunca me imaginé aquel mar de personas dentro de la Iglesia que se supone en decadencia o por lo menos con un público escaso, y en su mayoría mayores, bien esto debe pasar en otras Iglesias porque ésta no sólo estaba super completa, si no que se veían jóvenes, sí chicos y chicas jóvenes, madres con niños y sobre todo parejas jóvenes y también personas mayores. Desde el vamos algo inesperado. En el altar estaba la Virgen Milagrosa.
La ceremonia comenzaba siendo las 18 horas, las luces de aquel Santuario eran escasas y me llamó la atención pero me tranquilizó la amiga de mi hermana diciendo “que luego las encienden a todas y que es muy lindo”, bien había que esperar por ver el templo con mejor luz.
Habían en el altar varios curas jóvenes vestidos de blanco y dos mayores, más el padre Fabián que es un cuarentón bien parecido por lo que conocí en Internet porque ahora no le veía ni la sotana por la gran cantidad de gente que tenía delante, atrás, al costado y por donde uno quisiera ver. Completaba mi poca visión del altar unas enormes columnas en el lateral derecho que habíamos elegido, así era imposible ver.
Por suerte la voz del padre Fabián se escuchaba amplificada a través del micrófono en todo el templo, él guiaba a las personas en la ceremonia, indicaba las estrofas de los cánticos que muchos ya conocían y por tanto se acompañaban de manos hacia el cielo, de manos aplaudiendo con fervor y alegría. Yo también me fui adaptando a lo que pasaba a mí alrededor, y recordé mi formación de la Primaria en Colegio Católico.
1ª Ceremonia “ADORACIÓN Y BENDICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO”
Esta es la primera ceremonia de tres que íbamos a participar. Se realiza el segundo lunes de cada mes y se llama Adoración y bendición del Santísimo Sacramento. Consiste en cánticos, alabanzas al señor, el padre Fabián pide por los que están enfermos tanto los presentes como por todos aquellos que las personas llevábamos fotos.
En determinado momento el cura ora por todos y comienza a señalar poco a poco las partes del cuerpo para ir sanándolas a quien cree verdaderamente en Dios.
Primero fue la cabeza, los tumores, la lengua, la boca, la vista, los oídos, hasta llegar luego a la columna que tanto dolor a veces padecemos, las cervicales, la ciática, hasta llegar luego a los pies hinchados, el tobillo, las piernas, las manos y brazos. Luego señala el corazón, los riñones, pulmones, la sangre, etc. Cada una de estas partes repite y repite que se van a sanar de a poco, que ya no tendremos el malestar para mejorar nuestra calidad de vida. Se suceden los cánticos y la Iglesia rejuvenece con aquella exclamación de fe y de alegría, realmente es muy conmovedor participar de un hecho conjunto de esta magnitud y en mí caso totalmente inesperado.
Paso seguido, otro cura con túnica larga de color oro, porque a lo largo de la ceremonia se van cambiando de hábito y están de blanco, luego de oro, y después de lila. En este caso comienza a caminar el cura con una especie de crucifijo dorado ancho con un gran centro blanco y ante mi pregunta de ¿qué tipo de crucifijo era aquel? Mi hermana por lo bajo para disimular mi ignorancia me aclaró que este es el Santísimo que debía tocarlo y sacar mis fotos para pedir por mis familiares. Así hice, con un poco de vergüenza-temor toqué al Santísimo pero cuando la amiga de mi hermana lo tocó ¡¡cayó al piso desmayada!! A los que iban cayendo, que eran unos cuantos, los civiles que acompañan las tareas de la Iglesia y del padre Fabián, se encargaban de ayudarlos a caer y colocarlos en el piso. Todo está previsto.
Pasados unos diez minutos apróx la amiga de mi hermana se incorporó y yo no podía más que preguntarle ¿qué había sentido? ¿Por qué se desmayó? Y la respuesta mística que me dio me enloqueció “sentí el abrazo de Dios” “siento paz” y ante la mirada de santa que tenía y de tranquilidad interior, yo le creí, pero nada más pude avanzar en mi consultas porque la señora que teníamos adelante nos dijo “que nuestra charla no la dejaba concentrarse” por tanto, tuve que abandonar mis ansias de saber más.
2ª Ceremonia “SANTA MISA CON BENDICIÓN DEL AGUA Y SAL”
Mi hermana me había sugerido llevar fotos y una botella con agua para que la santiguara el cura y así se convertía en agua bendita. Puse una botella de 600 cc con agua y la coloqué en el interior de mi cartera para que no se notara, el colmo fue estar en la Iglesia y ver pasar gente cargando bolsas con botellas de 1 litro y más, vi a varios cargando bidones de 6 litros en cada mano. ¡Qué exageración dijo el cura!
Comenzó el padre la Misa, más cánticos y alabanzas, silencios, oraciones en conjunto hasta que llegó la ceremonia de bendecir el agua. Mi hermana me indicó que debía retirar la tapita de la botella y elevarla porque la iban a bendecir. Todo el mundo levantaba sus aguas, pero no vi a ninguno de los bidones para saber cómo habrá realizado aquella acción. Paso seguido se bendijo también la sal que algunos habían llevado, yo casi encaro a mi hermana porqué no me había insistido en traer aquel elemento, que había que colocar en las esquinas de las habitaciones para armonizar los hogares, pero poco cabía a esta altura.
El padre Fabián en la bendición de la sal dijo a sus feligreses “El mal existe, pero el bien cura. La sal bendita preserva, antiguamente se utilizaba en la carne. La sal es estéril, cuando uno la esparce libera. También se puede usar para la comida. ¡¡Inviten al cura si van a hacer asado!! A los curas nos gusta el asado”. Bendijo el agua y la sal y luego agregó “pasarán por sus bancos a pedir una colaboración para cambiar los parlantes de la Iglesia que están muy viejitos y lo hacemos a través de la generosidad del reino de Dios” y de nosotros también pensé yo, además de haber llevado dinero.
Como es un cura con dones dijo en una parte de la ceremonia en voz alta “hay una mujer aquí presente, de 39 años que tiene que hacerse un chequeo el jueves después de Semana Santa para llevarle el resultado a su médico, pero ella no va a tener nada en su útero”. “Hay un hombre de unos 44 años que tiene cáncer en las cuerdas vocales, poco a poco se irá curando, quédese tranquilo que su mal se va”.
Como toda Misa termina con el cuerpo de Cristo, porque las ofrendas son el pan y el vino. Se invita a comer el cuerpo de Cristo (la Ostia) pero agregó el padre Fabián “aquellos que no se casaron por Iglesia (mi caso), los divorciados (mi hermana), los que hace más de un año no se confiesen, no pueden comulgar, mejor lo hacen cuando se casen por Iglesia, se comulguen los pecados pero hoy no, otro día lo pueden hacer”. Por todo esto yo no podía participar de esta parte de la ceremonia, por respeto como solicitó el padre Fabián no lo hice, pero mi hermana parece que no lo escuchó y se fue por su Ostia (¿?) Creo que las personas están tan concentradas y entusiasmadas con todo aquello que no siempre entienden lo que el cura solicita o dice.
3ª Ceremonia “IMPOSICIÓN DE MANOS”
Cuando miré la hora, no podía creer pero ya eran las 22 y 30 horas y seguíamos ahí. Cantando, alabando, inclinando la cabeza para rezar, nos pedía que nos arrodilláramos, nos parásemos, al rato nos podíamos sentar… Un ejercicio bárbaro por horas, pero que yo comenzaba a cansarme como todo ser humano. La gente también se había retirado en cantidad luego de la bendición del agua y sal, pero igual quedábamos como más de quinientas almas allá dentro.
El padre Fabián agradeció a los presentes y mencionó los lugares de cada grupo, los hermanos argentinos presentes aquí con nosotros, de Salto, Dolores, Carmelo, Canelones, Florida, Rocha, y la verdad no recuerdo más pero aclaraba la cantidad de camionetas y ómnibus estacionados en la entrada. Las personas vienen de todos los rincones a la ceremonia de Sanación y con este cura conocido por tener dones para aquellos que sufren enfermedades incurables para la medicina y la ciencia, vienen más.
Dos fueron los testimonios presentados a los que invitó a hablar. El primero fue Jorge Carrasco y el padre Fabián dijo “No hay mejor manera de agradecer a Dios dando su testimonio, porque uno tiene que compartir lo que Dios hizo por uno. Hay una alegría inmensa cuando sucede. Vení Jorgito contá lo que te pasó”. Jorge es un hombre joven, casado, que sufrió por seis años y a diario, un dolor extremo. Tuvo un accidente en el trabajo y se lastimó el codo y el nervio. Esto lo llevó a consultar médicos, cirujanos y demás profesionales sin éxito porque le decían que no tenía cura.
Dijo Fabián “Su señora es quien lo acercó a la Iglesia y el señor hizo un milagro. Dios nos da oportunidades y nuestro corazón se conmueve”. Jorge comentó “yo había perdido las esperanzas, sufría horribles dolores y nada me calmaba, hasta que un día me puso la mano en la frente el padre Fabián y ahí empecé a sentir un alivio”.
Paso seguido, se invitó a brindar el siguiente testimonio, en este caso Irene Hermida quien padeció una enfermedad incurable por catorce años Fibromialgia desde el año 2000 con fuertes dolores de cabeza, luego todo el cuerpo hasta que no pudo caminar más y la ayudaban a pasar de la cama al sofá porque no lo podía hacer sola, terminó calmándose con morfina”, agregó. “Subir el cordón de la vereda era trabajoso, todo para mí requería un esfuerzo enorme. Hasta que viajé a EE.UU para ver si cambiaba el diagnóstico, pero el tratamiento que me hacían en Uruguay era el correcto y me decían los médicos que así iba a ser el resto de mi vida”.
“Luego de muchos años de rezar, dejé de pedir porque por algo el señor me quería así, pensé. En abril del año pasado vine a una Misa de Sanación y el padre Fabián me puso las manos en mi cabeza. A los cuatro días me di cuenta que no había tomado medicamentos, ni calmantes, pero como no podemos ser milagreros no dije nada a nadie. Comencé a tener cierta movilidad en mi cuerpo. Sabía que algo me había ocurrido pero yo quería una consulta científica y fui con mi doctora quien me encontró distinta pero yo nada dije, hasta que comenzó el examen físico que siempre me provocaba un dolor tremendo, en este caso no sentí dolor, sólo un poco en dos puntos en dieciocho que llevaba el examen” comentó Irene.
La doctora dijo “algo pasó, no tengo explicación pero aquí ya no tengo Fibromialgia…” Mientras tanto yo pensaba, ya tengo la prueba científica que necesitaba, entonces le dije dónde había estado y ella me cortó…“No me digas que estuviste con el padre Fabián?” y repregunté ¿no me diga que Ud. También estuvo? Y la doctora respondió “No yo no, pero tengo pacientes que sí…”. Debo agregar que nunca tuve retroceso hasta hoy, en el mes de marzo me iba a dar el alta previa, pero la doctora se corrigió y dijo ¡te doy el alta definitiva! “Y aquí estoy parada frente a todos Uds. Sin dolor, y no lo puedo creer”.
Mientras tanto el padre Fabián decía una y otra vez, ¡No por favor no me agradezcan a mí, yo no soy, esto es obra de Dios, alabado sea el señor! Cuando llegó la Imposición de Manos, la gente se levantó de sus asientos y comenzó a hacer cola. Una en cada lateral y otra en el centro de la Iglesia. Los que ayudan nos iban ordenando casi en línea paralela a lo largo pared que había en el lado derecho de la Iglesia, nos colocaban uno al lado del otro sin entender bien qué hacía yo ahí, para colmo veía que detrás de nosotros se colocaban los ayudantes, uno a uno también.
Por delante pasaba el cura quien sin hablar colocaba las manos sobre la frente de cada uno y caían desmayados hacia atrás en los brazos de aquellos ayudantes de la curia. Así se repetía la ceremonia de Sanación. Ninguna de las dos nos caímos, mi hermana y yo unos robles, pero la amiga volvió a ser abrazada por Dios en aquella extraña Iglesia. Así se daba por culminada aquella extraña y rica experiencia de fe, que volveré a repetir en cualquier segundo lunes de otro mes.
L/D
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